lunes, 14 de septiembre de 2009

Bienvenidos al Otoño


No podemos engañarnos, el otoño, junto con las clases, ha comenzado.
Se acabaron las largas tardes desocupadas, los días de calor seco y sol en la cara. Ya no nos vamos a poner más morenos.

Dicen que el otoño es una estación sombría.
Ya sabéis, las hojas que se caen, el frío, días más cortos.

A mí no me lo parece. Será cosa de vivir al lado del parque y que al asomarte a la ventana ves un monton de árboles rojos, dorados, y naranjas, o que no me importa quedarme en casita con una manta, o en un bar tomando algo viendo llover.

Ha sido un verano raro, de alegrías, y también de sinsabores. He reido, y, aunque no recuerdo haber llorado, ganas no me han faltado. Pero no lo cambio.

Hoy, yendo a la carnicería (ya se que es muy poco glamouroso, pero que se le va a hacer), la batería del mp3 se ha acabado y me he dado cuenta. Hoy se cierra un ciclo.
Quedan frentes abiertos, nada parece haber cambiado, pero yo lo sé.

Hoy he decidido ser feliz otra vez. Porque quiero, y porque me apetece.
He recordado los días en los que sonreir a la adversidad era mi lema, y lo he recuperado definitivamente.

Dicen que el otoño es una estación sombría.
Yo me lo tomo como una nueva primavera, y con cada día de lluvia yo sabré que en algún lugar brilla el sol.

Por las cosas que cambiaron. Y por las que nunca cambiarán
=D

jueves, 3 de septiembre de 2009

No estoy para títulos

Ese día llegó a casa un poquito antes de lo habitual, un poquito mas cabizbajo y un poquito menos animado. Nada significativo

Cenó sin ganas, las salchichas estaban demasiado especiadas y el pan demasiado blando.

Apagó la tele sin recordar lo que había estado viendo, y se plantó delante del ordenador.

Personas en la red. Algunas amigas. Otras no tanto.
Una charla con uno de sus mejore amigos, para no decirse nada. Las cosas no habían ido muy bien ese día. Ni esa semana. Ni quiza ese mes tampoco, o ese año, quien sabe. Nada oficial, nada a la cara, pero demasiadas cosas que no se dicen. Ya nada era como antes. Pero, ¿qué antes?

Pero siempre hay alguien en quien apoyarse. Alguien con quien no contabas, que apareció de repente en tu vida, y que dio lo mejor de sí mismo. Es alguien distinto, raro, que siempre te sorprende, con el que parece que no tienes nada en común, pero, ¡sorpresa!, es alguien en quien al final puedes confiar.

No hay nada blanco o negro.

Pero ahora mismo me gustaría que hubiese alguien blanco y alguien negro, alguien en quien confiar, alguien con quien hablar teniendo la certeza de que te entenderá.

No, no estoy en mi mejor momento.
Sera el síndrome post-vacacional, que llega adelantado ante la perspectiva del 8 de septiembre.

Mañana sonreiré otra vez, seguiré con mi vida, y ninguna de las palabras de este escrito tendrán valor o significado alguno.

Bleh, asco de texto