jueves, 3 de septiembre de 2009

No estoy para títulos

Ese día llegó a casa un poquito antes de lo habitual, un poquito mas cabizbajo y un poquito menos animado. Nada significativo

Cenó sin ganas, las salchichas estaban demasiado especiadas y el pan demasiado blando.

Apagó la tele sin recordar lo que había estado viendo, y se plantó delante del ordenador.

Personas en la red. Algunas amigas. Otras no tanto.
Una charla con uno de sus mejore amigos, para no decirse nada. Las cosas no habían ido muy bien ese día. Ni esa semana. Ni quiza ese mes tampoco, o ese año, quien sabe. Nada oficial, nada a la cara, pero demasiadas cosas que no se dicen. Ya nada era como antes. Pero, ¿qué antes?

Pero siempre hay alguien en quien apoyarse. Alguien con quien no contabas, que apareció de repente en tu vida, y que dio lo mejor de sí mismo. Es alguien distinto, raro, que siempre te sorprende, con el que parece que no tienes nada en común, pero, ¡sorpresa!, es alguien en quien al final puedes confiar.

No hay nada blanco o negro.

Pero ahora mismo me gustaría que hubiese alguien blanco y alguien negro, alguien en quien confiar, alguien con quien hablar teniendo la certeza de que te entenderá.

No, no estoy en mi mejor momento.
Sera el síndrome post-vacacional, que llega adelantado ante la perspectiva del 8 de septiembre.

Mañana sonreiré otra vez, seguiré con mi vida, y ninguna de las palabras de este escrito tendrán valor o significado alguno.

Bleh, asco de texto

No hay comentarios:

Publicar un comentario