domingo, 22 de febrero de 2009

Carnaval, carnaval


Llegó el día de jugar a ser otra persona. Una vez al año, se nos presenta la excusa perfecta para ponernos una peluca, ropa extravagante y fingir ser otro, divertirnos, hacer cosas que jamás haríamos, pero nada de eso importa, porque nuestra identidad, nuestra esencia misma, queda eclipsada por la magia de nuestro difraz.


Sí, es una fecha especial, que duda cabe.


pero lo bueno, como no recuerdo quién dijo, si es breve, dos veces bueno, y al día siguiente el mundo vuelve a la normalidad. Los sueños y las ilusiones de la noche pasada sedesvanecen, como el zapato perdido de la princesa, la capa de la bruja o la pluma del sombrero tirolés. O quizá simplemente se guardan, como el recuerdo de esa afortunada persona, que, el día que fue otra, pudo encontrarse a sí misma.

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