viernes, 9 de octubre de 2009

Saltar más alto

Llego a casa como cada viernes, y me envuelve esa sensación.
Ese vacío existencial, ese frío interior que me recorre, y cuya procedencia no puedo identificar.
El sentimiento de que la vida se me escapa entre los dedos sin que pueda hacer nada por evitarlo, y sin aprovecharla apenas.
No se qué es lo que busco en esta vida.
¿Cual es la pieza que falta?
Necesito vivir
Que no haya puntos al final de las frases, que el mundo no se acabe al volver a casa, estar seguro de las cosas, de mí mismo, confiar en la gente. Sí, me vendría bien un poco de confianza ciega ahora.
Cada día debe de ser grande.
Quiero dejarme llevar, aprovechar la vida, que es demasiado corta para desperdiciarla, que las noches de juerga no se vuelvan amargas, que nunca falte una sonrisa en mi boca.
Quizá debería de pensar menos.
Quizá no debería de estar escribiendo esto.
Quizá debería de estar viviendo esa vida que reclamo.
Quiero desplegar las alas y cruzar el abismo, quiero saltar del trampolín más alto, besar a la chica más guapa y escribir la mejor historia jamás contada.
La de mi propia vida

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